Si te gustan las aves tanto como a nosotros seguro que conoces que los agapornis o inseparables son pequeños loros nativos de África. Tienen una cara color melocotón y un expectacular plumaje verde, y la verdad, son una delicia contemplarlos. Están entre los loros más pequeños del mundo, pero eso no quita para que tegan una inteligencia igual o perior a los loros más grandes. Por eso es muy habitual que la gente los elija como mascotas, por su gran belleza y su excepcional inteligencia.
Pero en los últimos tiempos, has podido escuchar que la salud de las poblaciones de esta especies salvaje está «amenazada» o «en peligro», y seguro que también te preguntas si hay algo de cierto en esto… Ya te adelanto que si los agapornis estuvieran realmente amenazados, nadie podríamos tenerlos como mascotas y las autoridades ya habrían tomado cartas en el asunto, o no.
Dentro de los agapornis podemos encontrar hasta nueve especies diferentes, incluyendo el agapornis común con cara de melocotón, el enmascarado y el de Fischer, que podemos ver y disfrutar como mascotas en muchos hogares de España y del resto del mundo. Las variedades más exóticas son las de Madagascar, Abisinio, Cara Roja, Nyasa Agapornis, Cuello Negro y Mejillas Negras.
Los estudios indican que algunos de estos, incluyendo el Nyasa y el Ave de mejillas negras (ya clasificados como «vulnerables»), podrían estar en peligro o amenazados en los próximos 10 años si seguimos como hasta ahora.
¿Porque algunas especies de agapornis corren peligro?
La mayor amenaza para los inseparables salvajes es la alteración y pérdida de su propio hábitat, y sobre todo la pérdida paulatina de fuentes de agua, debido al cambio climático y como no, a la acción del propio hombre.
Debido a que el agapornis de mejillas negras vive principalmente en bosques caducifolios donde tiene acceso constante al agua, pero la sequía de estos bosques está causando la muerte de muchos agapornis.
Otra de las causas es la introducción irresponsable de otras especies en zonas habitadas por mejillas negras, es decir, como el agapornis Nyasa, lo que está provocando la disminución del acervo genético, causando la pérdida de pureza de la especie. De hecho, los estudios más recientes dicen que tan sólo 10.000 agapornis de mejillas negras continuan en estado salvaje después de producirse su explotación en el principio de siglo.
Y aunque actualmente se mantienen las poblaciones de aves de pura raza en cautiverio, es súmamente importante para la supervivencia de cualquiera de las especies, su preservación en la propia naturaleza y esto debe ser la mayor prioridad.
Otras especies de aves agapornis, incluidas la Nyasa y la de cuello negro, en menor medida, pero también están sufriendo una disminución de su población, aunque es difícil cuantificar con exactitud cuántas quedan todavía. La Nyasa, está clasificada como «casi amenazada» debido a la gran pérdida y explotación de su hábitat en sus países nativos de Malawi, Mozambique, Zambia, Zimbabwe y Tanzania.
No sólo se capturan estas aves legal e ilegalmente para el comercio de aves, sino que, actualmente, las aves agapornis Nyasa se enfrentan a los venenos que los cazadores furtivos descuidan al cazar mamíferos más grandes. Otra causa de estos envenenamientos deliberados se producen por parte de los agricultores, ya que como se comen los cereales de muchas plantaciones estos acaban envenenandolos con la escusa de proteger sus cultivos.
¿Qué se puedes hacer para proteger a los agapornis salvajes?
Hoy en día, se están haciendo esfuerzos de conservación para tratar de salvaguardar el futuro de los inseparables salvajes, aunque no hay garantías de que tengan éxito. Esto incluye esfuerzos para conservar sus fuentes de agua y conservar la pureza de las especies – algo que se está convirtiendo en un problema en el entorno de cautiverio, así como poner mayores restricciones al comercio.
El fomento de fuentes de agua adecuadas es una prioridad, aunque los cambios en la climatología y en concreto en las precipitaciones están teniendo un efecto negativo. Por ahora, la gestión del problema es una cuestión de «vigilar y estudiar» y tratar de reducir la destrucción del hábitat de estas preciosas aves.
Debemos de concienciarnos y educar sobre cómo nuestras acciones están afectando a los agapornis silvestres y a tantas otras especies de animales, ya que todavía hay muchos que no son conscientes del problema.
Fuente: https://www.foe1957.com/es